lunes, 25 de abril de 2011

FUNCIONES DE LOS DIENTES Y ARCOS DENTARIOS

Masticación: los dientes son los encargados de transmitir las fuerzas ejercidas por los músculos  masticadores a los alimentos. Esta fuerza muscular pura puede alcanzar los 400 kg de fuerza, pero gracias a la acción controladora del periodonto con sus elementos propioceptivos, la masticación es controlada según la necesidad de cada alimento. Todos los dientes cortan el alimento y lo friccionan contra el diente antagonista, y los molares y premolares además aplastan el alimento. De esta forma se facilita la digestión.

Fonación: los arcos dentales participan en la fonación como pared de la cavidad oral (que actúa como caja de resonancia), y también como elementos de referencia para la posición de la lengua y labios en la articulación de los fonemas. Así por ejemplo, al pronunciar las letras A, CH, E, I, LL y Ñ, la punta de la lengua se apoya tras los incisivos inferiores.

Estética: es sin duda la función más apreciada por la población, la cual al perder los dientes, recién  comienza a comprender la importancia de las otras funciones. Esta función va más allá de la sonrisa: la posición armónica de los tejidos blandos periorales se basa en la presencia, posición y morfología dental. Por ejemplo: el surco nasolabial de la piel de la cara se encuentra en relación a la eminencia canina ósea, la que a su vez existe gracias a la presencia del canino superior. La pérdida de este diente lleva a la profundización del surco nasogeniano, lo que determina una apariencia senil en el rostro.
También los dientes participan en la mantención de las proporciones estéticas de la cara cuando los molares se encuentran presentes y en oclusión (es decir, en contacto). Así por ejemplo, cuando se pierden los molares, el tercio inferior del rostro se ve disminuido de altura respecto a los otros tercios superiores.
La estética es además una de las funciones más sensibles a la acción del odontólogo, por lo que nuestros procedimientos pueden afectarla directa o indirectamente, causando ya sea alteraciones o beneficios en el estado psicológico del paciente, e incluso en la percepción que tiene de este paciente la gente que lo rodea.

Preservación de las estructuras adyacentes y del mismo sistema: cada diente impide el cambio de posición de los dientes restantes, contrarrestando las fuerzas que tienden a llevar los dientes hacia la línea mediana (o “mesializar los dientes”) e impidiendo la sobreerupción de su antagonista. Así también, la existencia misma del diente permite la existencia del proceso y porción alveolar y la encía que lo cubre. Cabe destacar que los dientes deciduos cumplen un importante rol en el crecimiento de la maxila y la mandíbula, y gracias a ellos, y su integridad estructural, los dientes definitivos pueden formarse correctamente y tienen el espacio necesario para erupcionar.

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